Posted by : mauro lunes, 5 de noviembre de 2007





Las palabras plasmadas en la carta que vieron son mi despedida y suplica de perdón. Aquí me encuentro en esta habitación de 3m x 3m acostado en mi litera rogándole a Dios que me perdone y se apiade de mí, pero no creo que él con su infinito amor pueda perdonar el mal y dolor que le cause a muchas personas, incluyéndome.

Se que moriré pronto y mientras pido perdón mi mente me transporta al pasado y veo el tamaño del dolor y destrucción que cause.

Recuerdo una ocasión cuando estaba en el colegio y un muchacho me empujo, le reclame su estupidez y el con tono déspota me respondió – ALGUN PROBLEMA RIQUITO MARICA, QUIERE QUE LO ENCIENDA A GOLPES – las cosas se quedaron así, sin peleas ni pleitos, pero al salir de clases había unos 4 o 5 jóvenes con pinta de pandilleros y les pregunte que si querían ganarse un dinero por hacerme un favor, les ofrecí 20.000 pesos a cada uno y señalándoles al pobre diablo que me empujo les dije – si ven a ese HP, quiero que le den una pela bien áspera y después que le quiten el pantalón, déjenlo en pelota – ellos se rieron y se dirigieron hacia aquel pobre desdichado al que le dieron una tunda absurda, un brazo dislocado, su rostro ensangrentado hicieron que mediera cuenta que mi dinero me daría el poder y la tranquilidad de hacer lo que se me diera la gana, aparte de eso descubrí que la humillación de otras personas me producían una enorme satisfacción.

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